Una consideración descontextualizada e histérica, nazi-izquierdista o nazi-derechista, no permitiría racionalizar y explicar las últimas operaciones militares del desgobierno sionista israelí contra Gaza, creando la falsa impresión de una actuación político-militar tan arbitraria e irracional, como arbitrarias e irracionales parecen ser las religiones de la zona.
Sí hay lógica en medio del aparente caos, sin embargo. Más allá de las consideraciones electorales del sionismo, los ataques contra Gaza buscan reconstruir, apuntalar y consolidar el sacudido Antiguo Régimen en Egipto, hoy en día administrado por un islamismo creado y fomentado para contener el socialismo en el mundo árabe.
La ofensiva sionista contra Gaza, ha sido el escenario teatral y dramático, la maniobra de distracción, para llevar a cabo un golpe de Estado silencioso en Egipto, en el que el nuevo presidente islamista, mientras ha sido promocionado como campeón y adalid de la causa palestina en el ruido de la batalla, se ha arrogado poderes aún más dictatoriales que los de su antecesor, garantizando así la intimidación del pueblo egipcio y forzándolo a cumplir sus tratados y su alianza con Israel.
Gaza no es más que el altar donde se ofrecen sacrificios humanos a la nueva 'religión' islamo-sionista, de ahí que los desgobiernos de Hamas y de Israel, apliquen una política de martirio y simpatía sangrienta, en la que la incapacidad, la reticencia, la negligencia o la indiferencia, en la protección de líderes y población civil, son la necesaria contrapartida de la alianza estratégica entre un Egipto subyugado y el Israel sionista. Gaza... Ara Gaza.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!
