Leyendo (ver artículo en Diario Público, http://www.publico.es/dinero/402879/merkel-exige-hacer-mas-a-espana-para-reducir-su-deuda) lo que larga esta golfa boche de Frau Merkel con total cinismo, lo primero que destila mi cabreo son las imágenes del ominoso linchamiento de Gadafi, pero con esta déspota rapiñadora en su lugar... Intentaré no se prolijo, pero no puedo dejar de señalar que todos los argumentos que utiliza son basura no tanto porque sean más o menos absurdos en sí mismos, como porque, si se aplicaran al caso de la mismísima Alemania, este país debería ser condenado y disuelto (de una puñetera vez, porque parece que vuelve a crear, por enésima vez, serios problemas de explotación a muchos europeos).
Por ejemplo, esa barrabasada de propuesta de llevar a los tribunales a los países que violen el Pacto de Estabilidad... Hay que tener cara para vomitar este despropósito. Como si no supiéramos que Alemania fue el país que con más saña violó el Pacto de Estabilidad desde 2003 (junto con Francia) ante una Europa escandalizada, lo que en 2010 no tuvo más remedio que recordar para espetarlo ante estos caraduras alemanes el gobernador del BCE -sí, sí, Trichet, al que entonces acusaban estos boches de comprar bonos griegos, en un intento de atemperar su creciente bancarrota por agresión de los mercados, que, por supuesto, al optar por la deuda soberana alemana, hace que los alemanes más miserables presionen y hagan todo lo posible (y lo indecible) por que los países con peor valoración de su deuda pública permanezcan en la ruina crónica, en las políticas depresoras de austeridad, incluyendo el ataque ultraliberal radical al neoliberal gobernador del BCE.
Recuerdo el despecho de Aznar, un neoliberal botarate que se creía eso del déficit cero y lo practicó con mucho sacrificio absurdo para España, cuando acto seguido, vinieron los franceses y alemanes con toda su chulería a saltárselo por las bravas y burlándose prepotentes de los países que habían practicado el rigor. Resulta que, además, redujeron los tipos de interés, porque beneficiaba su industria exportadora, poco a Irlanda o España, que generarían burbujas caóticas. Industria y crecimiento alemanes (y aun franceses) la mayor parte del tiempo desde los 90, por los suelos, como consecuencia de la aplicación de estúpidas políticas de liberalización.
Nos habla la verdugo germánica de países que no pueden controlar su deuda y a los que hay que despojar de su soberanía, o "sus competencias". Qué sinvergüenza: esta señora debería conocer su historia reciente, la del nazismo y el saqueo de Europa y el mundo a su alcance, y las consecuencias terribles, y medir las palabras, porque muchísima gente nos podríamos exasperar con el recuerdo de los crímenes genocidas y el latronicio protagonizado por Alemania no hace tanto –crisparnos seriamente en Europa y América con las insolencias de esta señora inconsciente y sin ética provoca siendo quien es: la canciller de un país casi maldito por sus aberraciones de un pasado que, parece, no acaba de dejarse atrás.
La canciller se refiere a los estados, a la parte pública de esas sociedades, porque la parte privada, la que más deuda tiene, no parece interesarla, no aparece por ningún lado en su discurso. Y es que la deuda, la que está en el origen y permanencia de la crisis, es privada, y abundante en Alemania (200% del PIB) -dicho sea de paso, bastante más que la pública (74%), además más alta que la del Estado español (68), más cercana esta de lo que prescribe el Pacto de Estabilidad. Lógicamente, la canciller se centra en castigar a los países a través de sus estados, de sus servicios sociales, a través de la explotación de los que menos culpa tienen de la recesión y crisis financiera. Porque, si esta rufiana quisiera castigar a los países en el sentido cabal de la palabra, debería castigar a sus segmentos capitalistas (empresarios, banqueros y hogares ricos) que son responsables, con mucho, del grueso de la deuda privada. Esto significaría que debiera llevar a los tribunales a bastantes alemanes poderosos, y, en buena lógica, pedir la retirada también de las competencias a Alemania. Ciertamente, esto es lo que una UE democrática debiera hacer: desactivar el poder y la amenaza insistente alemanas.
Pero aquí no hay buena lógica, sino rastrerismo y capitalismo filonazi, anti-social y jigoísta de la peor especie. La botarate reaccionara que habla a sus juventudes hitlerianas también olvida (qué facilidad) que el primer país en haber vivido por encima de sus posibilidades en los preliminares de la crisis de 2008 es, precisamente, el suyo: entre 1991 y 2009 los alemanes se empeñaron y arruinaron comprando UN PAIS ENTERO que no podían sufragar: la RDA. Para eliminar toda simpatía popular al régimen socialista, invirtieron un pastón estratosférico que, adivinen, no pagaron los grandes poseedores, empresarios y banqueros, sino los curritos alemanes. Además, neoliberalismo ambiente eufórico, bajaron impuestos a los ricos, con lo que otro pastón se invirtió en especular. En 2000 vino la explosión de la burbuja puntocom. Se apretó más a la población trabajadora con la Agenda 2010, se bajaron los tipos de interés para que el país no se hundiera en la ineficacia de los mercados liberalizados y, por añadidura, se pudieran sufragar las ONEROSISIMAS obsesiones del neoliberalismo anticomunista. Como intento desesperado complementario, el estado se saltó el Pacto de Estabilidad para estimular un crecimiento que el neoliberalismo y las deudas (contraídas bien “por encima de las posibilidades” y en pos de caprichos ideológicos y psicosis anticomunista, ultranacionalista y expansionista). Un fraude arbitrario y prepotente que indignó y perjudicó a países entonces cumplidores como España.
Un flujo de dinero impresionante inundó los mercados como consecuencia, hinchando la burbuja ladrillera española y norteamericana (si lo sabrán bien en EEUU, hay informes muy sesudos al respecto, no es una invención, y si no, pregunten dónde fue gran parte del dinero del Plan Paulson de rescate a la banca, entre ellos muchos bancos europeos y alemanes que llenaron sus alforjas con dinero del contribuyente americano, que no alemán).
Paralelamente, en una carrera piramidal de frenesí codicioso, los banqueros alemanes se unieron a la fiesta de la deuda: apalancamientos colosales se tradujeron, con la explosión de la burbuja ladrillera, en deudas insuperables. Esto es, la banca alemana adquirió deudas muy por encima de sus posibilidades, de todo sentido común, prudencia y racionalidad, con un riesgo demencial que ahora nos están transfiriendo por completo, en idea, o culpa, y especie, o deuda, a los países del sur.
Habría mucho más que decir de estos saqueadores neofascistas. Pero prefiero no hacerme mala sangre.
Demagogo
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