El proyecto venezolano monárquico, bolivariano y nazi-izquierdista, acaba, lógicamente y como era de esperar, en la cloaca, el ridículo y la farsa.
Enredados en la ideología semi-burguesa y semi-feudal, anodina, patriarcal, caciquil, antidemocrática y racista de Simón Bolívar, el rey Chávez y su corte bolivariana, han sido incapaces de fundar una verdadera Constitución, es decir, un régimen constitucional proletario estable y no personalista, que pudiera hacer frente a la rapaz oligarquía venezolana, latinoamericana e internacional, sin subterfugios y engaños contra una población a la que se presume infantil, retrasada mental o tarada y a la que se utiliza electorálmente como en cualquier otro régimen explotador del planeta.
El timo bolivariano es, así, evidente: los venezolanos aún son tratados como niños, como menores mentales, a los que, por su bien, el rey de turno burla, premia o castiga, según su estado de ánimo, pero a los que ni se permite decidir, ni gobernar como pueblo trabajador el destino de su país.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!