Cortijo-España agoniza bajo la hipercorrupción de su podrida oligarquía y amariconado populacho.
Si la virtud es su propia recompensa, como dicen algunas de las mentes más preclaras de la humanidad, el vicio y la corrupción deben ser su propio castigo y escarnio que, canalizados por la canalla caciquil y sus lacayos, han encontrado en la ciénaga de Cortijo-España, la deleznable patria y hediondo refugio de tan repugnante exacción.
La efectiva confirmación de lo que ya se sabía y era obvio para todos, menos para los más catetos, es decir, la maraña corrupta de una clase político-empresarial inepta, pedorra, pervertida, viciosa, criminal y asesina, digna y necesaria heredera de los nazifascistas, nacionalcatólicos y demás burgueses cortijeros que preservaron el Antiguo Régimen a sangre y fuego, pone aún más de relieve la cobardía, pasividad y masoquismo de una población torturada, maleada y hecha a medida, a imagen y semejanza, de la caciquía, o sea, entregada, casi por completo, a la sodomización, el abuso y la sumisión de los explotadores.
Pero, sufrir es bueno y profundizará, por un lado, la desintegración y descomposición del podrido régimen y, por otro, la determinación de los revolucionarios, mostrándoles la necesidad de la dictadura del proletariado o, si esta fracasa, su inevitable destrucción.
Si la virtud es su propia recompensa, como dicen algunas de las mentes más preclaras de la humanidad, el vicio y la corrupción deben ser su propio castigo y escarnio que, canalizados por la canalla caciquil y sus lacayos, han encontrado en la ciénaga de Cortijo-España, la deleznable patria y hediondo refugio de tan repugnante exacción.
La efectiva confirmación de lo que ya se sabía y era obvio para todos, menos para los más catetos, es decir, la maraña corrupta de una clase político-empresarial inepta, pedorra, pervertida, viciosa, criminal y asesina, digna y necesaria heredera de los nazifascistas, nacionalcatólicos y demás burgueses cortijeros que preservaron el Antiguo Régimen a sangre y fuego, pone aún más de relieve la cobardía, pasividad y masoquismo de una población torturada, maleada y hecha a medida, a imagen y semejanza, de la caciquía, o sea, entregada, casi por completo, a la sodomización, el abuso y la sumisión de los explotadores.
Pero, sufrir es bueno y profundizará, por un lado, la desintegración y descomposición del podrido régimen y, por otro, la determinación de los revolucionarios, mostrándoles la necesidad de la dictadura del proletariado o, si esta fracasa, su inevitable destrucción.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!