Wednesday, 4 September 2013

Mequetrefe



Un botarate más en la corte del rey Juan Carlos. 

Sería difícil e imperdonable que la 'maravillosa' entrevista del diario andaluces.es (http://www.andalucesdiario.es/politica/democratizacion-economia-clave-gente-vuelva-confiar-politicos/), con el diputado Garzón, reproducida por el periódico nazi-izquierdista Público, pasara desapercibida. 

Semejante confesión y escupitajo de repugnante baba izquierdista, que pretende hacerse pasar por 'marxismo', es un fiel retrato, no ya de la inmoral y pervertida condición de la casta política de Cortijo-España, sino, lo que es mucho más grave, de la indefensión y desamparo de la clase obrera española. 

Que un botarate como Garzón, con ínfulas de economista 'marxista' y hombre del 'pueblo', aprovechando y tergiversando los confesos ideales del 15M, haya podido hacerse con un sillón de diputado, lo dice todo sobre el 15M, el despreciable populacho que usurpa el nombre de pueblo español y la podredumbre de las escuelas de párvulos que se esconden bajo los pomposos títulos de universidades en Cortijo-España. 

Ese pobre desgraciado, de forma modosa pero segura, nos define y explica por enésima vez el marxismo (cortijero-español...!!!???) y con un esfuerzo sobrehumano de cacique izquierdista agobiado por la fea violencia de la guerra de clases, disocia, ni corto ni perezoso, al autor del Manifiesto del Partido Comunista y de El Capital, en un intento tan claro como torpe e ignorante, por 'sanear' y 'legalizar', absorber y neutralizar, la doctrina revolucionaria del proletariado. 

Sin embargo, los reiterados intentos por castrar y molificar el marxismo a golpe de un supuesto Capital 'académico y analítico', están condenados al más absoluto fracaso, como bien demuestra la historia de la Rusia Imperial. Así, la primera traducción rusa (de Bakunin) de El Manifiesto del Partido Comunista, aparece en 1869 en Ginebra y, dada la implacable censura zarista contra la literatura socialista, se puede decir que tuvo poca o nula repercusión en comparación con la publicación, completamente legal, de la traducción rusa de El Capital en 1872. Las consecuencias de ese 'despiste' de la censura imperial rusa, a pesar de los intentos universicarios por crear un 'Marxismo Legal', fueron, como todos sabemos, devastadoras para el capitalismo. De hecho se podría decir, sin temor a equivocarse, que los revolucionarios rusos se formaron bajo la influencia de El Capital, más que la de El Manifiesto, algo que se reflejará, tras la Revolución de Octubre, en las detalladas políticas soviéticas de industrialización, acumulación socialista, desarrollo científico, etc, etc... 

Las esperanzas de un mequetrefe como Garzón y demás canalla anticomunista por crear una discontinuidad entre el Manifiesto y El Capital, entre Marx y Marx, que garantice la contrarrevolución, carecen, por tanto, de toda base racional, emocional, metafísica o moral.

¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!