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Es dudoso que Blas Infante, un federalista LIBERAL admirador de los Estados Unidos y de los cantones suizos, se convirtiera al Islam (su familia lo niega), sin embargo, como muchos de los extremadamente deficientes y atrasados intelectuales españoles, sí buscó precedentes míticos de una Andalucía mejor en la España Musulmana. Algo que no deja de tener sentido, si se considera el brutal régimen TEOCRATICO al que ha sido sometida España (y, a través de ella, gran parte del mundo), durante siglos. El Manifiesto Andalucista, por ejemplo, añora el trato de las mujeres bajo el 'régimen musulmán', frente al sufrido en la España cristiana incluso en el Siglo XX, poniendo de relieve la infamia y atraso conseguidos por el clericalismo más feroz. Efectivamente, como religión ORIENTAL, el cristianismo es tan político (Vaticano, España nacionalcatólica, Polonia, Rusia oligárquica actual, etc...), como el islamismo y sus diferencias, que no son tan abultadas como los embaucados por el inmigracionismo 'fraternal' de los falsarios de Vox creen, se basan en el control que los poderes seculares han podido ejercer sobre el partido de los curas. Occidente debe su progreso y comparativa 'libertad' actual, no al cristianismo, sino a la progresiva ERRADICACION, aún muy deficiente, de la religión en la vida pública. Así, el atraso y marasmo de España, como los de América Latina, están INTIMAMENTE ligados a una cristiandad ultramontana, con regímenes nacionalcatólicos que han durado hasta hace bien poco y aún nos arrastran al abismo. La Iglesia lo sabe bien, por eso ha utilizado todos sus poderosos y numerosos medios e influencia (incluidos la caridad, el 'amor', la abstinencia, etc...), para fomentar el inmigracionismo más salvaje, es decir, el retroceso en el tiempo, en un intento de recrear las condiciones de su supremacía política medieval, sustituyendo a una población occidental, más o menos 'secular' y, por tanto, perdida para su causa, por una población de fieles tercermundistas, más infantiles, dóciles, supersticiosos y fanáticos. Además, la inmigración islamista, también fomentada por las diferentes iglesias cristianas, ha recreado el conflicto religioso, dando nueva vida a la política de los dioses y sus eunucos.
comité espartaco |
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