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Globalizada o 'pandemizada' por el régimen inmigracionista, España, como gran parte del planeta, ha sido 'acorralada' y disciplinada, en lo que podría calificarse como una operación de castigo 'orwelliana' contra la población. El régimen feminazi, que hace solo unos días animaba a manifestarse masivamente con todos sus medios de 'incomunicación' en medio de una pandemia (mientras que la inepta y falaz oposición ultraderechista celebraba su congreso o 'akelarre' anticomunista), ha pasado, en pocas horas, a decretar un estado de alarma feroz, en el que la población ha sido forzada a recluirse en casa y abandonar sus actividades y puestos de trabajo por tiempo indefinido. Esta operación caciquil, apoyada en 'expertos' que hace unos minutos pensaban y decían lo contrario de lo que dicen pensar ahora, tiene características muy similares a un cierre patronal nacional. Asistimos a una huelga general amarilla o 'morada' de un régimen brutal que, bajo el empalagoso y falso disfraz del bien público y la unidad nacional de un país dividido en Taifas, intentaría aprovechar la coyuntura de la crisis político-sanitaria, creada por el mismo régimen inmigracionista, para ahorrar millones a administraciones y empresas, reestructurar ciertos sectores de la economía, 'chantajear' más subvenciones a los trabajadores españoles y alemanes y acelerar el 'reblandecimiento' moral de una población apática y fácilmente manipulable. El régimen inmigracionista caciquil, estancado en su propio marasmo, se defiende con un nuevo ataque.
comité espartaco |
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