La canalla caciquil de Cortijo-España se dispone a liberar a su agente criminal en La Habana.
Acostumbrada a saltarse constituciones, leyes, normas y convenios nacionales e internacionales a la torera cuando sus intereses están en juego, la caciquía de Cortijo-España ya ha comenzado su campaña propagandística para la liberación de su agente saboteador en Cuba, aunque hay que reconocer que, en el oscuro mundo del espionaje y la financiación ilegal de oposiciones, no se sabe si el 'agente' en cuestión era doble, triple o, simplemente, un patán.
Hoy, la Condesa Esperanza de Catetolandia, esa harpía del liberalismo cortijero-español, se quejaba de no se sabe qué dictadura comunista, afirmaba que todas las negociaciones diplomáticas con Cuba ha sido un truco para liberar al tal 'Carroñero' y que, además, los delitos por los que ha sido condenado el majadero en cuestión, no están catalogados en Cortijo-España.
Sin embargo, el Código Penal del mismísimo cortijo, es claro al respecto:
'LIBRO II.
DELITOS Y SUS PENAS.
TÍTULO I.
DEL HOMICIDIO Y SUS FORMAS.
Artículo 142.
1. El que por imprudencia grave causare la muerte de otro, será castigado, como reo de homicidio imprudente, con la pena de prisión de uno a cuatro años.
2. Cuando el homicidio imprudente sea cometido utilizando un vehículo a motor, un ciclomotor o un arma de fuego, se impondrá asimismo, y respectivamente, la pena de privación del derecho a conducir vehículos a motor y ciclomotores o la privación del derecho a la tenencia y porte de armas, de uno a seis años.
3. Cuando el homicidio fuere cometido por imprudencia profesional se impondrá además la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, oficio o cargo por un período de tres a seis años.'
Lógicamente, la extradición de Carroñero, ha debido basarse en una clara correspondencia, aunque sea formal, entre las figuras legales de las dos partes, entre los Códigos Penales de Cuba y de Cortijo-España, por un delito consumado en Cuba, de lo contrario, los tratados de extradición de delincuentes y criminales estarían sujetos a extrañas injusticias y arbitrariedades, las mismas sobre las que se basa el corrupto dominio de la caciquía que nos aplasta y, por tanto, serían contrarios a todos los conceptos civilizados de justicia y equidad.
