Bajo el oneroso peso de su propia rapiña, la caciquía cortijera que usurpa el Estado Español construido por los trabajadores, empieza a mostrar el pánico violento y reaccionario característico de su especie. Acosada interior y exteriormente por la ruina liberal, el descontento creciente y las presiones políticas y económicas de un sistema capitalista en agonía y sin perspectivas de rescate, la caciquía recurre, por enésima vez, a la represión y la violencia de clase, tareas en las que reside su verdadera experiencia y saber hacer.
Sin embargo, los proletarios estamos de enhorabuena ya que, cada medida represiva de la canalla explotadora, facinerosa e incapaz, solo puede conducir a la alienación de sectores cada vez más amplios de una población que ya pierde el miedo, tapando las pocas válvulas de escape de una sociedad ultra-explotada y vejada y, aún más importante, a la destrucción del movimiento neoliberal nazi-izquierdista que, hoy en día, acapara las protestas de gran parte de los ciudadanos. La eliminación del estrato parasitario y traidor en el seno del movimiento obrero, solo puede facilitar la reorganización del verdadero partido dialéctico proletario, mostrando en el mismo proceso, no ya la futilidad de la filosofía y los métodos de lucha nazi-izquierdistas en la guerra de clases, sino la necesidad de la acción revolucionaria. Los caciques siguen cavando su propia tumba... ¡Dejemos que se ahorquen!
N.B: Censurado en kaosenlared.net
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!