Los excelentes resultados de la extrema derecha en las elecciones de Francia, señalan la podredumbre alcanzada por una sociedad saqueada y humillada por las nefastas élites, de derechas y de izquierdas, que la controlan. Aunque, sin duda, la podredumbre francesa es mucho menor que la alcanzada en Cortijo-España, donde el lamentable estado de una población cobarde y pacata, ha impedido hasta ahora levantar siquiera un ligero murmullo contra la inmigración endófoba en las elecciones.
Ante unas políticas de inmigración que equivalen al acoso, derribo y exterminio de la clase obrera nativa, tanto en Francia como en el resto de Europa y los EEUU (como bien sabemos en Cortijo-España) y que han sido llevadas a cabo por partidos conservadores y socialistas (especialmente estos últimos) y la connivencia y activo apoyo de los partidos 'comunistas' y demás izquierdistas traidores e infiltrados o los sindicatos vendeobreros y otras organizaciones sociales en manos de los vástagos de la oligarquía, los trabajadores franceses se revuelven impotentes contra la alta traición que aniquila y vende a precio de saldo su país, votando en masa a un Frente Nacional que se ha atrevido, aunque sea de manera tímida, encubierta, expoliadora y racista, a poner el dedo en la supurante llaga de la inmigración.
Mientras las rapaces élites continúan su carrera liberal hacia el abismo y se declaran indiferentes o ignorantes ante el desastre que ellas mismas han causado, el proletariado desespera al no encontrar un partido dialéctico, marxista, que aclare teórica y prácticamente, las posiciones de clase con respecto a la inmigración y proclame el más absoluto rechazo a una invasión endófoba y criminal que golpea con inusitada fuerza a los trabajadores y que no tiene nada que ver con el internacionalismo proletario.
La inmigración endófoba es el problema más importante de los trabajadores, encarna la guerra de clases de nuestros días y será la espoleta de la revolución.
N.B: Censurado en kaosenlared.net y elpais.com
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