Como era de esperar (excepto por los babosos izquierdistas), las desastrosas consecuencias de las políticas mariconistas de los diferentes desgobiernos que nos aplastan, no han tardado mucho en salir a la luz.
Hoy, la inmensa presión de la bendita y clarificadora crisis económica, amenaza con acabar con la financiación pública de la injusta, injustificada y criminal inseminación artificial de las parejas mariconas, es decir, de aquella casta de explotadores y lacayos sexuales que, bajo el falso y sobado pretexto de una igualdad de derechos que se niega a respetar, no solo hace gala de su desprecio, repugnancia y odio a la condición estéril de la genuina homosexualidad, sino que muestra su determinación y sevicia en la consecución de lo que no son más que privilegios, pagados por los de siempre, para garantizar su acceso a los seres más vulnerables de la enferma sociedad en la que, desgraciadamente, vivimos.
En la lucha contra la inseminación maricona, que solo puede ser artificial, los trabajadores, si despertarán de su larga pesadilla, podrían lograr cierto grado de afirmación financiera sobre sus impuestos, impedir la reproducción de otra recalcitrante y nociva casta de privilegiados y poner coto a gran parte de la explotación político-sexual.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!