La política de las élites occidentales en Siria nunca fue la de derribar la podrida tiranía de los Assad, sino la de debilitarla para proteger a Israel. Es por eso por lo que Assad está aún en control, es decir, porque los poderes occidentales no han querido intervenir directamente (tras las derrotas de Afganistán e Irak), ni arriesgar una victoria de la oposición que podría haber creado una Siria fuerte y, por tanto, un posible enemigo poderoso de Israel. Las oligarquías occidentales y sus aliados orientales, no están 'interesados' en la suerte de Siria y, mucho menos, de la rebelión del mundo árabe, pues temen a la 'calle árabe' (una calle islamista que ellos han creado para destruir a los partidos comunistas) y creen, erróneamente, que países árabes fuertes y democráticos podrían volverse contra Israel. En muchos sentidos, Rusia e Irán, los verdaderos artífices de la victoria de Assad, han sido utilizados como carne de cañón ya que, la sangre de sus soldados y su tesoro público, han sido movilizados en la defensa de una tiranía que los poderes occidentales quieren mantener sin ensuciarse las manos. Han sido engañados.
comité espartaco