La sangre, el sudor y las lágrimas de nuestros agobiados caciques.
En su afán de justificar la ilimitada explotación que garantiza su existencia, los capitalistas no dudan en usurpar, expropiar y adoptar la propia apariencia y semblante de sus peores enemigos: los trabajadores. Así, no es extraño que, los zánganos, népotes y parásitos sociales que esquilman y arruinan el Erario Público y privado de los asalariados, se presenten a sí mismos como consumados técnicos, excelsos administradores y ocupados expertos; como imaginativos e innovadores empresarios, la esencia misma de ese esfuerzo del que los verdaderos trabajadores, a los que consideran vagos y holgazanes por naturaleza, se muestran incapaces.
En Cortijo-España, donde la peor casta de empresarios ignorantes, improductivos, ineficaces, rastreros, anticientíficos, esclavistas, corruptos y ladrilleros, nace de una casta política con los mismos atributos, que protege y promueve sus vergonzosas y criminales actividades, que solo han creado paro, accidentes laborales, emigración cualificada, inmigración no cualificada, corrupción y destrucción educativa, ecológica, social y moral, la susodicha usurpación de la condición de trabajador adquiere las características de una mala tragicomedia.
Que la ignara canalla caciquil que recibe los cuantiosos subsidios, subvenciones y contribuciones públicas que la permite existir, que se beneficia de una legislación fraudulenta que incluso la permite blanquear dinero de actividades criminales o se aprovecha de la libre interpretación judicial y anticonstitucional de sus compinches, intente hacerse pasar por trabajadora y creadora, sería de juzgado de guardia, si no fuera porque los jueces de guardia están de putas en Marbella gastándose sus correspondientes asignaciones públicas.
N.B: Censurado en elpais.com y kaosenlared.net
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!