La limitada expropiación de expropiadores en supermercados provoca taquicardia en la oligarquía corrupta.
Las recientes acciones expropiadoras del Sindicato Andaluz de Trabajadores, han revelado el pánico subyacente y esencial que acompaña la depravada condición de una élites que se saben podridas, culpables y, a pesar de las apariencias, extremadamente vulnerables frente a la determinada lucha de los trabajadores unidos y el muy posible contagio de una acción ejemplar.
La defensa de sus rastreros esquiroles y serviles lameculos es, por tanto, la obligada estrategia de una caciquía que busca sembrar la confusión y la desunión en las filas de sus enemigos de clase e impedir, a toda costa, que cunda el ejemplo de la acción, democrática, concertada, eficaz, justa e igualitaria. Es por eso que, en su estado de pánico, los caciques no dudan en utilizar todo tipo de armas; la intimidación legal, ilegal o paralegal, citaciones de juzgados corruptos, amenazas de muerte, acoso policial, hostigamiento administrativo, propaganda feminazi, descalificaciones personales, movilización institucional y 'desinformativa', etc, etc, etc...
Sin embargo, estas repugnantes acciones de una oligarquía en peligro de muerte, solo están consiguiendo mantener vivo el ejemplo que se quiere evitar y destruir, prolongando su existencia y actualidad y demostrando fehacientemente a la población, aún amilanada y apática, que la expropiación de expropiadores es el camino de la liberación. Estamos ante un cambio cualitativo de la lucha de clases, un foco concreto que podría catalizar el despertar proletario.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!