Tras una larga y encarnizada guerra de clases, digna heredera de los más enconados conflictos civiles de la Grecia Clásica, el capitalismo financiero ha conseguido reducir al Mediterráneo Oriental a su antiguo estado colonial.
La destrucción, a sangre y fuego, del comunismo griego en el periodo de postguerra, con guerra civil abierta, intervención extranjera, golpes de estado, asesinatos, torturas y demás técnicas de la represión y administración capitalistas, incluidos los diferentes trucos de adulteración de la democracia, el PASOK y el izquierdismo, han dejado a Grecia a la merced del turismo, la especulación, el ladrillo, la inmigración endófoba y las potencias coloniales más rapaces.
En Chipre, los chanchullos del EOKA, el colonialismo británico, la CIA, los antimilitares griegos y la invasión turca, acabaron también con una verdadera opción comunista, haciendo posible la entrega de la isla a los mismos desenfrenos del ladrillo, el turismo y el blanqueo de dinero que azotan las diferentes antieconomías del Mediterráneo.
Esta nueva y real Enosis, que ha destruido a los trabajadores griegos sin que apenas se dieran cuenta, no es la unión anticolonial que antaño soñaban, sino la unión de sus enemigos, los capitalistas que, sin duda, ya trapichean en Moscú con la mafia rusa dueña del dinero chipriota que intentan robar, las compensaciones y condiciones de su silencio... ¿Gas? ¿Privatizaciones? ¿Siria?...
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!
