Si Cortijo-España no fuera uno de los mayores y más repugnantes cortijos del planeta, sería casi sorprendente constatar el tipo de protesta, raquítica, subdesarrollada y liberal, al que ha dado lugar.
Entre las protestas más mediáticas y cacareadas producidas por el régimen hipercorrupto en que vivimos y ayudadas por sus estructuras de propiedad, usura y extorsión contra los trabajadores del lugar, figuran las de un movimiento anti-desahucios encabezado por podridas oo.nn.gg (e.g. DESC), organizaciones criminales de abogados, arquitectos y urbanistas caciquiles y sus soportes univer-sicarios (véase por ejemplo http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2013/04/01/en-defensa-del-escrache-2/), los mismos necesarios actores que, en coordinación con otras organizaciones patronales y eclesiásticas, han propiciado, sostenido, fomentando, defendido y organizado la inmigración esquirolista contra los atolondrados trabajadores nativos.
Bajo la coartada de protesta difusa e indefinida y aprovechando el descabezado descontento popular, la protesta anti-desahucios esconde la defensa de la inmigración feudo-capitalista, utilizando una de las tácticas favoritas de los explotadores, es decir, involucrando, activa o pasivamente y, sobre todo, moralmente, a grandes sectores de la población en una causa aparentemente justa, pero tergiversada, corroída y vaciada de contenido, en beneficio de los caciques. El derecho de asilo, la caridad, el 'internacionalismo', los derechos humanos, la ayuda sanitaria, etc, etc, etc... han sido, de la misma manera y por turno o en conjunto, víctimas y literalmente 'penetrados', sodomizados y destruidos por las élites caníbales y sus lacayos, para importar esclavos que pulvericen los salarios y condiciones de trabajo de los nativos. Es por eso que no es extraño ver, por primera vez desde que empezaron las protestas populares en Cortijo-España, a numerosos inmigrantes involucrados en este tipo especial de protestas, aunque su liderazgo y activismo está en manos de los típicos exaltados oenegistas.
Algunos, como el univer-sicario mencionado más arriba, parecen creer que cualquier tipo de protesta puede cambiar el régimen y comparan las luchas del pasado con los amagos liberales del presente, pero no hay nada más equivocado. El liberalismo, como forma de canibalismo, produce muchos tipos y grados de lucha, conflicto y 'resistencia', después de todo, intenta instaurar una lucha existencial 'darwiniana' y antropófaga de todos contra todos. Sin embargo, los 'avances' del pasado se debieron, única y exclusivamente, a la existencia de un Partido Comunista de masas, marxista-leninista y respaldado por la URSS. A los rescoldos y recuerdos de una Guerra Civil que ni los caciques han podido olvidar y en la que el Partido Comunista dio muestras, aunque no totales, de su poderío. La Transición, la 'democracia' cortijera, fue comprada con la destrucción del PCE, su infiltración, traición y sacrificio en el altar de la llamada paz social. La Transición fue un mal trueque en el que los trabajadores, contra su voluntad y abandonados y traicionados por sus líderes y amenazados con la violencia militar (23F), entregaron su alma a los explotadores que, conscientes de su creciente poder, han ido reduciendo, constantemente, las rentas salariales y las condiciones de vida de una población que, hoy en día, no tiene nada con qué negociar, ni siquiera su organización. Solo la reconstitución del Partido Comunista, ya sea a través de una refundación o de la reinfiltración proletaria del secuestrado cadáver en manos de chivatos, patanes y retrasados mentales, puede destruir este régimen.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!