By Demagogo
El patrón de los ineptos desbarra contra sus paganos mientras hacen cola en los comedores de indigentes.
¿Cuántos se han endeudado más de la cuenta? Ni mucho menos todos, ni siquiera la mayoría de la sociedad española. Cosa que no debe extrañar, dada la incompetencia propia del empresariado capitalista y de sus "expertos" neoliberales, y en particular del asilvestrado español, el presidente de la patronal española parece no saber de lo que habla. De entrada, no parece lógico culpar de la crisis de la deuda a los ya –en épocas de auge económico- ocho millones de españoles por debajo del umbral de pobreza, ni a los 2 millones de parados estructurales de promedio existentes antes de la crisis, o a los millones de jóvenes precarios que no han podido emanciparse -a pesar de trabajar para patrones sin escrúpulos que han explotado los hogares mas vulnerables.
No es de recibo culpar a “todos” de la orgía financiera que llevó a los bancos a saltarse todas las reglas y buenas prácticas de la banca para acumular apalancamientos de hasta 40 veces las reservas y valores propios de los bancos –en activos tóxicos y derivados ruinosos. No se puede culpar a “todos” de la colateralización de la deuda sobre la sociedad, los contribuyentes (sin su conocimiento) y los estados, y de que se gestionasen las operaciones financieras con seguros inoperantes y sin fondos reales que, en sí mismos, eran una rigurosa estafa (CDS, CDO, etc.).
No se puede acusar a “todos” de la imposición de un orden totalitario neoliberal y de pensamiento único para beneficio de los especuladores y empresarios capitalistas. Al profeta neoliberal de las finanzas, Madoff, todos los peces gordos le abrieron las puertas (incluso contra la opinión de funcionarios responsables que desconfiaban); a los parias que están en la cola de Cáritas nadie les hacía el menor caso.
Se dispone desde hace años de datos concretos y desgranados por el BE y por el FMI sobre cuántos, quiénes y cuánto se han endeudado en la burbuja que provoco el marasmo capitalista que sufrimos los más. Esos datos (cuyos fuentes e informas se han añadido a esta pagina varias veces) aclaran que el 80% de la deuda es privada, aproximadamente con un 30% de deuda de empresas privadas, otro 30% correspondiente a bancos (otras empresas privadas) y alrededor del 20% perteneciendo a hogares. Dentro de esta última categoría, el grueso de la deuda (exclusivamente inmobiliaria, la demás, 10%, despreciable) se concentra en el 20% de población más acaudalada. El 50% de la población española no contrajo ninguna deuda, gracias a cuya austeridad y racionalidad la burbuja empresarial de precios y deuda no aumentó aún más para dejar más escombros.
Sin embargo, los casos de insolvencia para renegociar la deuda hipotecaria entre las familias más modestas hace que sean más traumáticos (desalojos de vivienda) y llamativos en los medios, generando la falsa percepción de que son los pobres los responsables mayoritarios del endeudamiento hipotecario, ladrillero. La mayoría de las familias modestas, al contrario, pagan sus hipotecas sobrevaloradas o deudas, mientras los empresarios, auténticos causantes de la crisis, no les priven de empleo. Entretanto, los empresarios, pertenecientes por lo común a familias poseedoras y bien guarnecidas, son capaces de solapar sus deudas y déficits descomunales con la ayuda de la contabilidad creativa de los bancos y fondos en los que han colocado su capital. En otros casos, como el de la familia Mateos, las operaciones fallidas y las ingentes deudas flotan en la cloaca burbujera, así como las fórmulas trapaceras para evitar su pago; evasión de capitales a paraísos fiscales remotos dejando colgados en el paro a cientos de trabajadores industriales. Todos los determinantes de la crisis convergen en la responsabilidad de los empresarios, en su codicia, ineptitud e irresponsabilidad.
Incluso la deuda del Estado, contraída en su parte especulativa para beneficio de los empresarios del ladrillo (amalgamados con políticos corruptos a través del inevitable cuñado y otros parentescos convertidos en empresarios), no sería un problema si los empresarios hubieran construido una economía sostenible contributiva que no disparase los tipos de interés de la financiación pública en los mercados y el gasto en desempleo, si el estado hubiera preservado su tejido productivo propio (sin malvenderlo a los empresarios privados), si el contribuyente no hubiera consignado un 10% de recursos y déficit para pagar los destrozos de la empresa privada bancaria y si no se hubieran beneficiado, los mismos empresarios de todo pelaje, de constantes exenciones fiscales y eliminación de impuestos. No se debe culpar a un Estado (a no ser que se esté dispuesto a asumir su gasto obligado) por endeudarse cuando es dependiente, para todos sus ingresos, de la economía privada, y cuando, además, los empresarios intentan reducir a cero cualquier contribución fiscal de su parte, cuando constantemente apelan a la privatización de sus recursos con el estúpido y ridículo argumento de “someterlo a cura de adelgazamiento”, pero, para colmo, se llevan de ese Estado más de lo que aportan en subvenciones, bonificaciones, estímulos fiscales, contratas, rescates financieros con que proteger sus ahorros, intereses de la deuda pública de la que viven sin trabajar, disfrute de infraestructuras, seguridad, y además, se benefician directamente del gasto en formación y sanidad públicas.
Se mire por donde se mire, la mayoría de la sociedad española sólo es culpable de haber asumido la ideología neoliberal, de haber permitido políticamente la existencia de un empresariado tan nefasto e improductivo como el que ahora sufre plena y, en parte, merecidamente.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!