Nacionalismo cortijero y revolución proletaria.
Espoleada por la bancarrota total y absoluta de la utopía liberal, la caciquía intenta controlar la necesaria explosión en la lucha de clases, mediante el desarrollo y profundización de la lógica de su régimen atávico y semi-feudal, es decir, mediante el fomento y activación de los diferentes nacionalismos cortijeros, conservados, protegidos y cultivados durante largo tiempo bajo las estructuras de su Reino de Taifas y el terrorismo vasquista.
¡Antes rota que roja!... sigue siendo el lema de los caciques golpistas que nos dominan, dispuestos a reducir y amputar lo que haga falta de un Estado secuestrado, para salvaguardar y reproducir su sistema de explotación, extorsión y rapiña o, simplemente, como excusa para movilizar a sus sicarios militares cuando el peligro de clase sea insoportable.
Ante la repetida conjura y sevicia de la corrupta oligarquía, los proletarios han de abrazar y hacer suyo el lema caciquil de división y apocalipsis y azuzar, en todo momento, a los diferentes nacionalismos a una lucha sin cuartel y, si fuera posible, al exterminio mutuo.
El partido proletario ha de dejar claro a caciques y lacayos, que la suerte de su Cortijo-España es algo indiferente y baladí para los trabajadores y que, a su debido tiempo, la revolución proletaria unificará y centralizará, bajo el todopoderoso Estado de una República Socialista Soviética, las diferentes provincias de la Península Ibérica (e incluso más allá), ya sea mediante medidas políticas, económicas o sociales o mediante la violencia revolucionaria extrema. La Vendée cortijera, tendrá su Comité de Salud Pública.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!
