Bodas, bautizos, comuniones, viajes, payasos, áticos, chalets, coches, putas, drogas, mariscadas, cuentas suizas, puestos políticos, burocráticos y judiciales, ranchos y haciendas pamperas, radios, televisiones y diarios, multimillonarias sedes y costosas maquinarias de partidos, son la punta del iceberg de la estructura caciquil de expolio y saqueo de los trabajadores y ciudadanos honrados, aunque cobardes, de Cortijo-España y que se pretende ocultar con amenazas de acciones judiciales ante una justicia podrida y la publicación de declaraciones de la renta en las que, por necesidad, no pueden figurar las contabilidades ocultas de una deseconomía paralela y letal para una nación postrada y sodomizada por la sedición y la traición de los explotadores.
Los caciques y sus lacayos, exigen, mandan y obtienen, el amparo de una presunción de inocencia que vulneran en permanencia y que utilizan para torear la legalidad democrática y constitucional y escapar o posponer sine die, sus responsabilidades penales y criminales.
Es hora de instaurar la presunción de inocencia proletaria o culpabilidad caciquil, es decir, la presunción de que, por naturaleza, la chusma explotadora está aquí para explotar y expoliar, por lo que ha de ser restringida, controlada, reducida y exterminada, a cualquier precio y con la violencia que corresponda.
¡Caciques al GULAG!
Workers of the World, Unite!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!