'No crean que he venido a traer paz a la Tierra. No vine a traer la paz, sino la espada'.
(Mateo 10:34).
No hay que creer que el cristianismo (y el catolicismo en particular), es solo una religión de 'caridad', paz y rendición. Como muchas religiones, el cristianismo tiene una ambigüedad intrínseca que le permite adaptarse a diferentes situaciones históricas y políticas y a diferentes interpretaciones intelectuales. El catolicismo militante español, que ha conseguido hazañas históricas notables, era un catolicismo de GUERRA, de cruz y espada, más que de caridad o, si se prefiere, la caridad de dar al Cesar lo que es del Cesar y mandar al enemigo al Infierno, es decir, el respetar las leyes y la constitución de la ciudad terrenal y combatir el mal que se disfraza de bien. Esa tradición católica militante y guerrera de España, es lo que se ha perdido, especialmente desde la Guerra Civil, pues los caciques han querido reducir el instinto militar de la población para mejor dominarla. El inmigracionismo puede interpretarse como parte de esa 'castración' militar o como una reinterpretación del catolicismo más afín a los objetivos de los explotadores. Por eso se pone énfasis en la rendición, la huida y la caridad con un mal que finge ser el bien pero socava y destruye al 'Cesar' o la Constitución.
(Mateo 10:34).
No hay que creer que el cristianismo (y el catolicismo en particular), es solo una religión de 'caridad', paz y rendición. Como muchas religiones, el cristianismo tiene una ambigüedad intrínseca que le permite adaptarse a diferentes situaciones históricas y políticas y a diferentes interpretaciones intelectuales. El catolicismo militante español, que ha conseguido hazañas históricas notables, era un catolicismo de GUERRA, de cruz y espada, más que de caridad o, si se prefiere, la caridad de dar al Cesar lo que es del Cesar y mandar al enemigo al Infierno, es decir, el respetar las leyes y la constitución de la ciudad terrenal y combatir el mal que se disfraza de bien. Esa tradición católica militante y guerrera de España, es lo que se ha perdido, especialmente desde la Guerra Civil, pues los caciques han querido reducir el instinto militar de la población para mejor dominarla. El inmigracionismo puede interpretarse como parte de esa 'castración' militar o como una reinterpretación del catolicismo más afín a los objetivos de los explotadores. Por eso se pone énfasis en la rendición, la huida y la caridad con un mal que finge ser el bien pero socava y destruye al 'Cesar' o la Constitución.
comité espartaco