Los militares de una democracia NO tienen que obedecer a nadie en particular, sino a la Constitución y a las leyes, manifestadas a través de los mandos militares. Toda orden que no cumpla con esa Constitución y esas leyes, como, por ejemplo, el abandono de las fronteras o la participación activa en el tráfico negrero y esclavista, NO tiene que ser obedecida, sino que, muy por el contrario, ha de ser DESOBEDECIDA y llevada a los tribunales y, en caso de necesidad, RESISTIDA con las armas en la mano, pues es lo que manda la Constitución. Los militares, como delegados guardianes de las fronteras y de la soberanía nacional, tienen una responsabilidad especial en el cumplimiento escrupuloso de esa Constitución y sus leyes, precisamente, para evitar, entre otros problemas, Golpes de Estado, guerras civiles o invasiones en España. Si los militares no cumplen con su deber constitucional, por consideraciones política o personales, de trabajo, carrera o lo que sea, entonces NO merecen ser militares y tener armas y deberían ser cesados inmediatamente.
comité espartaco