En esta guerra comercial, que no es más que un intento de EEUU para defenderse contra la agresión globalizadora de China, TODOS, es decir, la mayoría de los trabajadores y ciudadanos del planeta, ganamos.
Las últimas décadas de globalización, no han sido décadas de 'libertad' de comercio, sino, muy por el contrario, una era de proteccionismo, dumping y competencia desleal chinos, permitida y tolerada por las traidoras oligarquías occidentales y que ha tenido nefastas consecuencias para los trabajadores del planeta y su medio ambiente. Así, la bajada generalizada de salarios, la subida de alquileres y precios vivienda, el incremento de la presión fiscal (para pagar el creciente coste del inmigracionismo), el paro masivo, etc, etc... conseguidos con inmigración salvaje y descontrolada, deslocalización y desregulación, han constituido un ataque devastador al bienestar de la población del planeta y un aumento de la contaminación sin precedentes.
Es una cruel ilusión pensar que, la importación de quincalla china, ha abaratado los precios para los consumidores, pues no solo 'lo barato es caro', además ha supuesto la destrucción de industrias enteras a través del dumping comercial y laboral y, por tanto, la destrucción de los consumidores. En efecto se ha 'desnudado a un santo, para vestir a otro', o sea, se ha destruido el tejido industrial y a los obreros de Occidente, para crear 'millones' de millonarios en China. Eso, se mire por donde se mire, no es 'cordura'.
Las últimas décadas de globalización, no han sido décadas de 'libertad' de comercio, sino, muy por el contrario, una era de proteccionismo, dumping y competencia desleal chinos, permitida y tolerada por las traidoras oligarquías occidentales y que ha tenido nefastas consecuencias para los trabajadores del planeta y su medio ambiente. Así, la bajada generalizada de salarios, la subida de alquileres y precios vivienda, el incremento de la presión fiscal (para pagar el creciente coste del inmigracionismo), el paro masivo, etc, etc... conseguidos con inmigración salvaje y descontrolada, deslocalización y desregulación, han constituido un ataque devastador al bienestar de la población del planeta y un aumento de la contaminación sin precedentes.
Es una cruel ilusión pensar que, la importación de quincalla china, ha abaratado los precios para los consumidores, pues no solo 'lo barato es caro', además ha supuesto la destrucción de industrias enteras a través del dumping comercial y laboral y, por tanto, la destrucción de los consumidores. En efecto se ha 'desnudado a un santo, para vestir a otro', o sea, se ha destruido el tejido industrial y a los obreros de Occidente, para crear 'millones' de millonarios en China. Eso, se mire por donde se mire, no es 'cordura'.
comité espartaco