Aquellos imbuidos por una concepción izquierdista, burguesa e infantil de la revolución, desesperan al no ver los cambios instantáneos, cómodos, idealizados y virginales de su calenturienta imaginación, en las sociedades en rebelión. Esperan que, el Antiguo Régimen, desaparezca inmediatamente y sin resistencia alguna, por arte de magia, como si de un encantamiento salido de ese 'realismo mágico' al que tanto admiran, se tratara. Para ellos, la lucha, la organización obrera, los sacrificios y batallas de los proletarios y su teoría revolucionaria, son algo tan utópico, como mítico y solo constituyen un decorado de cartón piedra, un trasfondo pintoresco y encarnado, pero innecesario e insustancial, alejado de la pureza ideológica de su inmaculada imaginación. Por eso, al primer conato de resistencia encontrado en la realidad revolucionaria, se echan las manos a la cabeza y gritan enfervorecidos que 'nada ha cambiado, que todo sigue igual y todo ha sido en vano', extendiendo así la desazón y desmoralización tan buscada y deseada por las fuerzas contrarrevolucionarias y convirtiéndose, por tanto, en un apéndice de la reacción.
La revolución proletaria, no es un estado de cosas, sino un movimiento, un devenir, un proceso de lucha y guerra constante y, como tal, sujeto a las fortunas de la guerra y el conflicto bélico. Los proletarios, no esperamos cambios mágicos, ni los resultados espontáneos y fantásticos del podrido imaginario burgués, sino que confiamos en el trabajo y el combate continuo, en el refinamiento de la teoría y la práctica proletaria y en la preparación minuciosa de la estrategia militar.
Las revoluciones árabes y los movimientos de protesta alrededor del mundo, han demostrado de nuevo, la importancia de contar con organizaciones obreras capaces de dirigir y ordenar la lucha, confrontar a los explotadores de forma coordinada y continuar y profundizar el proceso revolucionario.
Esperar y rezar por una resolución misteriosa de la guerra de clases es, no solo rendirse antes de haber intentado la lucha, sino un suicidio colectivo que ya ha costado demasiadas vidas proletarias a lo largo de la historia. Sin lucha, no hay revolución.
Proletarii vsekh stran, soyedinyaytes'! - Proletarier aller Länder, vereinigt euch! - ¡Proletarios de todos los países, uníos!
¡Guerra de clases!¡Caciques al gulag!
¡Reciprocidad! ¡Repatriación! ¡Revolución!
(European Communist Party, in Facebook)